Hades o del delirio

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Y de repente vi
una oscurísima punta de aguja,
una jeringa maldita escupiendo líquido negro
por su boca profana,
y penetró en la frontera de la retina,
atravesando mi ojo como en lenta caravana,
y me aferraba, y gritaba el horror de verla entrando
y el dolor de ya no ver,
y atravesó mi cerebro
y vomitó sus entrañas,
y una vez terminada la perversa cópula,
abandonó las mías lenta y torturantemente,
y ciego desde entonces,
limitado y ajeno al mundo
me pregunto agonizante día con día:
“¿Qué hice yo para merecer
que me miraras a los ojos?”

La contemplación de las horas

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El insomnio es una casa abierta,
una recopilación de goteras golpeteando contra el techo,
la pena capital para Morfeo,
la reina incertidumbre, el peso por lo hecho,
el miedo por lo muerto, el tiempo para anhelarte,
el precio por tus besos.

El tiempo de algunas noches parece muerto,
y hay que velarlo en la contemplación de las horas
soñando despierto,
inventándome tonos similares a los tuyos
que me arrullen con su canto, para soñar con tu cuerpo.

El insomnio es el trance delicioso del recuerdo,
el trago de vinagre por miedo a morirse seco,
el resonar del reloj
con arritmia en los minutos,
las cataratas del cuerpo
y vos en un barril;
como decir, es el sueño…