Ecos

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Cuando lo que dije retumbó en mis adentros y botó el andamio donde se colgaba el hilo en el que mi alma hace equilibrio, me di cuenta del poder del eco.
La conciencia, que generalmente es la que grita desde el fondo, solo atinó a decir "¡qué bruto este animal!", y a esconderse para no ser aplastada por los escombros.
Mi alma cayó, pero como es etérea, poco vale.... aunque el sentimiento de vacío en el estómago es por demás incómodo.
El alto precio por hablar a la misma velocidad del pensamiento. Y esta vez hablé más rápido.
La palabrá bajó la cadena y todo se fue por el desagüe dejando fría la losa sanitaria que en ese momento era el cuerpo.
Sabe a lo que me refiero... usted también ha metido la pata.

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