A la mujer lejana

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Parte de un apartado del poemario que preparo será dedicada a aquellas mujeres inalcanzables que todos los poetas tenemos en nuestro fuero, sin importar si es la vecina de al lado o Angelina Jolie, la mamá de nuestro compa de colegio, o la chica más nice del grupo. El punto es que el platonismo también es motor de poesía por antonomasia.

Platón desea.

¡Qué destino éste de estar lejos y cercanos,
Y quedarnos como Ícaro trepando el cielo intocable!
Vos buscando las grietas en los muros derrumbados
Yo queriendo ser dueño de tus promesas de madre.

No me asustan tus vacíos. Lo que quiero es escalarte.
Asirme a las salientes salvajes de tu cintura,
Un abismo es solo un salto entre dos puntos distantes,
Y mis manos serían puentes colgados de tus alturas.

Me tienta el aventurarme a ser ladrón de tu aire,
Hacer espeleología en tus secretos oscuros,
¡qué ganas de ser un ciego que quiera leerte en braile,
ser el cartógrafo real de la corte de tus muslos!

Ser el agrimensor de las parcelas de tu espalda
O ser el descubridor de tu rincón inexplorado
Incluso ser el mesías y el profeta de tu templo,
¡Y en esa cruz de tus piernas morirme crucificado!

Pero yo solamente te he tocado con mis ojos,
Y hoy espero por lo menos con estas letras tocarte,
¡Qué deseo de ser pluma que se empape con tus tintas,
Y con mi piel escribirte, y con mis manos mirarte!